AVISO

AVISO: Todas las historias son inventadas, todos los personajes son ficticios, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

sábado, 4 de febrero de 2012

¡Operación!

Zaken se abrió paso entre sus nuevos compañeros, que vieron como de repente se desvaneció entre las sombras. Extrañados y dubitativos se miraron entre ellos y decidieron evitar dejarse llevar por su marcha kamikaze y siguieron con su andar pausado.

A ciegas, accedió dentro de un túnel lúgubre y encharcado por el que corrió. La pared que le rodeaba, formaba eflorescencias blanquecinas. Llegó hasta una puerta grisácea y metálica. Estaba atrancada. Posó sus palmas sobre su fría superficie y trató de escuchar, algo se removía tras ella.

La entreabrió de un empujón, y la quebró de una patada. Penetró en una sala donde había varios individuos, uno de ellos, dio un brinco. Ella se le abalanzó y de un puñetazo con los cuatro dedos estirados le perforó la traquea. Mientras, otro sujeto que le atacaba por detrás, se encontró con que ella le interceptaba con la pierna levantada, proyectándola contra su cara, le atizó en la mandíbula, haciéndosela vibrar, provocando que escupiera sangre a borbotones.


Acto seguido, y sin ningún segundo que perder, Zaken esquivó el abrazó de otro hombre que se le había lanzado mientras su pie apenas se había posado en el suelo, se agachó y vio como los dos brazos se cruzaban por encima de su cabeza. Clavó hondo un puñetazo profundo, en el estómago del otro hombre como si fuera una garra, y hendió su brazo en la carne de él, sacando el puño, llevándose consigo sus vísceras entre la tela, mirándole sin pestañear, su cara de horror, su adversario estaba aterrado, observándola, medio convulso, perplejo y desfallecido, cayendo de rodillas ante ella, soltando un último estertor.

El resto de personas que estaban en la sala, parecían cuestionarse el hecho de embestirla, y a Zaken le aburrían esas pausas, así que hecho un ligero vistazo a su alrededor y se puso manos a la obra. De dos zancadas, llegó a un chico que tenía unos ojos castaños y almendrados que le miraban con timidez.

Su cara era pálida, en otro momento, incluso, le hubiese gustado invitarle a tomar una cerveza, pero en ese momento, el chico tenía un cuchillo en la mano, y cuando se acercó a él, éste extendió el brazo para clavárselo a ella, así que le partió el brazo, y le asomó el hueso.

Le hubiese dejado estar, pero cuando se iba, el chico se hizo el héroe, así que lo levantó hacía el techo y le partió la espalda, dejándole caer, para que se golpeara contra la rodilla de Zaken que se había inclinado en genuflexión, tras ese acto, el chico seguía incordiandola, así que decidió estamparlo contra la pared.

Zaken lo agarró de la nuca,  mientras este iba arrastrando los pies, hasta llegar a la pared, y lo empotró en ella. Cuando lo desencajó del muro, tenía los dientes partidos, la nariz rota, y su cara estaba bastante amoratada. Parecía más calmado, pero Zaken le golpeó unas cuantas veces contra el suelo para cerciorarse.

Cuando se dio cuenta, unos cuantos tipos intentaban salir por la puerta, de un salto, se arrojó sobre ellos y les truncó la huida. Volvió a poner en práctica el crick-crack. Y en un periquete acabó con todos ellos. Hacía tiempo que no escuchaba ese crujir de hueso, se podría decir que ese sonido le había devuelto a casa, después de tanta novedad, con el traslado. Miró a su alrededor, tanta masacre, cuando podía gestionarlo con un leve balanceo, limpio y rápido.

Se incorporó, inspeccionó la sala y se dijo para a sus adentros: ¡Misión Cumplida! ¡Sala Despejada! Así que decidió volver con sus compañeros. Volvió al pasillo encharcado, con paso firme, su mente estaba reconfortada, tal vez el sonido del hueso le había devuelto recuerdos de antaño, antiguas misiones, antiguos compañeros, aunque tampoco podía recordar más allá.

De repente vio el escuadrón. Eran los suyos, todavía andaban sigilosamente. Advirtió de su presencia, no fuera que la creyeran un adversario y muriera en fuego amigo.

- Ya podéis llamar al equipo de limpieza.

Algo sucedió, sintió un leve mareo y la vista se le nubló hasta que le pareció entrar en una especie de sueño profundo. Acto seguido, volvió en si, en una especie de sala de reanimación, con personal médico. Se le aproximó una chica con el pelo largo, rubio y ondulado. Era menuda como ella. Sus ojos oscuros, que destacaban en su rostro de porcelana, le estudiaban en silencio. Vestía un traje de Suboficial como el de Zaken.

- Sólo era una simulación.

- ¿Simulación? - Exclamó Zaken desorientada.

- Si. Y no has seguido la operativa establecida, has dejado a tus compañeros al descubierto.

- Seguía las indicaciones del dispositivo. Rojo: objetivos – Azul: Nosotros.

- Ya pero los objetivos podrían tener inhibidores de posición.

- ¿Y por qué captábamos la señal de algunos de ellos?

- Trampas. ¿Y qué se hace en esos casos? Interrogar.

- Y nos hemos de fiar antes de los objetivos que dejan como trampas, que del dispositivo.

- Pues… tu fama te precede… en eso de interrogar…

- Ya… ya… supongo que en la próxima… se me informará de la operativa antes…

- Esto sólo ha sido una evaluación.

- ¿Y esta sala?

- Los doctores han hecho un examen completo para examinar las respuestas de tu organismo a ciertos estímulos.

- … - Zaken estaba demasiado somnolienta y desubicada como para mantener una conversación coherente.

- Por cierto, soy la Suboficial Sklavinsky, Vlasta Sklavinsky. Seré tu compañera.

- Bueno… deduzco que ya sabes quien soy...

- Si, la Suboficial Zuhurne Zaken. Me hace ilusión trabajar contigo… podemos aprender mucho la una de la otra…


Zaken ladeó la cabeza, quería perder de vista los ojos de Vlasta, no la conocía de nada, pero le era tan familiar, tal vez, su trato, esa voz aterciopelada con la que le hablaba, esos ojos cálidos con los que la observaba, decidió perderlos de vista y mirar la pared de baldosas blancas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario